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¿Han elegido los votantes argentinos FINALMENTE la libertad? El tiempo lo dirá

Ha tenido lugar un acontecimiento histórico, no sólo para el movimiento libertario sino para la historia del mundo. El primer presidente libertario ha sido elegido nada menos que en Argentina.

El pueblo argentino se enfrentaba a una dicotomía, continuar con el camino socialista hacia la servidumbre encarnado por el régimen peronista gobernante o adoptar un cambio radical hacia la libertad, siendo el líder de dicho cambio Javier Milei, autoproclamado rothbardiano y anarcocapitalista. Finalmente, con más del 55% de los votos, los argentinos eligieron a Milei como nuevo presidente.

La situación de Argentina es crítica y la gente lo sabe. Un 142,7 por ciento de inflación acumulada este año, un 40 por ciento de la población por debajo de los niveles de pobreza y al menos un 80 por ciento de deuda pública en términos de PIB, por mencionar sólo algunos de los principales problemas económicos. La delincuencia —que hace estragos en muchas partes del país— es la otra gran preocupación de la ciudadanía que Milei ha tenido que abordar en su campaña. Lo ha hecho principalmente a través de su vicepresidenta Victoria Villarruel, experta en temas de defensa y seguridad.

Los argentinos eligieron una vía de libre mercado, un camino de libertad hacia la prosperidad y la justicia.

Ahora bien, además de la celebración y el entusiasmo que tal ocasión merece, nosotros —los libertarios (especialmente los libertarios argentinos)— debemos recurrir a la sabiduría del economista británico Alfred Marshall, quien dijo que hay que mantenerse alerta para mantener caliente el corazón. Milei ha introducido muchas ideas libertarias en el discurso político argentino, pero no todas han sido recibidas favorablemente por el público en general o por los medios de comunicación. Milei ha tenido que recurrir al retiradismo debido a la reacción negativa ante algunas ideas orientadas al libre mercado, como un sistema de vales para la educación, la eliminación de las regulaciones sobre armas, el 100% de reservas bancarias y la privatización tanto de la educación como del sistema sanitario.

Milei ha ofrecido tanta libertad como el pueblo argentino está dispuesto a aceptar. Los ideales socialistas y colectivistas siguen prevaleciendo en gran parte de la población, sería un error afirmar que incluso la mitad de los electores que eligen a Milei son plenamente libertarios. La próxima administración de Milei será una prueba, si logra impulsar un programa libertario, entonces más gente se unirá detrás de la bandera de Gadsden y Argentina servirá como faro de libertad en América Latina.

Aún más importante es el cambio cultural que se ha producido gracias al activismo político de Milei. Los libros de la escuela austriaca de economía y los libertarios pueden encontrarse en cualquier librería (antes de Milei, esas obras eran de más difícil acceso, casi clandestinas) y las universidades y programas favorables a la libertad son ahora más frecuentados. Ser liberal clásico o libertario ya no es un delito cultural en Argentina.

Se ha formado un núcleo duro libertario que sigue creciendo, son la vanguardia del movimiento, convenciendo a los laicos para que apoyen las reformas de Milei. Es cierto que muchas veces no convencen a todos para que abracen el libertarismo, pero al menos los persuaden para que no se opongan. Así es como puede crecer el espíritu libertario en Argentina.

El plan de Milei es moderado si se mira a través de lentes ideales, pero como ya he señalado, es el programa más libertario sobre el que se podía avanzar sin ser condenado al ostracismo por la opinión pública y los principales medios de comunicación. Tras las elecciones generales se alcanzaron compromisos. Se formó la alianza Libertario-Republicana para enfrentar al régimen peronista en las urnas, Milei se alió con su ex competidora Patricia Bullrich y el ex presidente Mauricio Macri para reunir los votos necesarios para ganar en el ballotage contra el candidato peronista de izquierda Sergio Massa. La alianza logró convocar los votos necesarios para ganar. Fue una campaña épica, miles de personas acudieron a los mítines de Milei al grito de «¡Libertad!». En muchas partes del país se oyeron gritos de alegría y alivio cuando el candidato peronista reconoció su derrota en directo por televisión. Yo, por supuesto, me uní a la gente en los gritos de victoria.

Teniendo en cuenta los compromisos alcanzados en la alianza para derrotar al peronismo, las propuestas libertarias más cruciales como el recorte del gasto público y de los impuestos, la desregulación de la economía y del mercado laboral, el libre comercio, la privatización de empresas públicas (como la petrolera «YPF» y la aerolínea estatal «Aerolíneas Argentinas») y la abolición del banco central van a ser aplicadas, al menos sobre el papel. Milei, aunque anarcocapitalista ha tenido que moderarse para llegar al cargo, una vez que tome las riendas del Estado veremos en qué medida se aplica el programa de libertad que propone.

¿Será una revolución de la libertad? La historia lo dirá.

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