Mises Daily

El declive del porno

[Artículo publicado originalmente en el Mises Institute el 24 de agosto de 2009]

Los proveedores de pornografía siempre han tenido que superar numerosos obstáculos para vender su producto: ya sean sus leyes urbanas locales, las leyes federales y estatales que prohíben la distribución de material obsceno o las protestas de feministas y derechistas mojigatos.

“El principal peligro para el matrimonio nuestro tiempo es la completa degradación de las mujeres en la cultura popular”, escribe Shmuley Boteach en The Jerusalem Post.

En las revistas, en televisión y especialmente en la pornografía en Internet, las mujeres son retratadas como juguetes del hombre libidinoso, no como iguales que tengan que ser respetadas, sino como un subordinado a usar.

A pesar de sermoneadores como Boteach lamentándose por ello y afirmando que esta es la razón por la que aproximadamente el 30% de las mujeres casadas en Estados Unidos toman antidepresivos, el negocio de la pornografía genera aproximadamente 13.000 millones de dólares al año en ventas.

“La sociedad ha hablado y lo ha reclamado”, decía Max Hardcore a Melissa Lee, de la  CNBC, en una entrevista justo antes de ser enviado a prisión por acusaciones de obscenidad. “Hay más gente comprando mis videos que protestando por mis videos”.

Además, como señalaba Murray Rothbard en Por una nueva libertad:

No es asunto del derecho (incluso si esto fuera posible en la práctica, lo que, por supuesto, es muy improbable) hacer a nadie bueno o reverente o moral o limpio u honesto. Es cada persona la que decide por sí misma.

Como siempre en la historia, el mercado proporciona los métodos más eficientes tanto para el pecado como para la redención. Hay muchos métodos de éxito asegurado para mantener la pornografía fuera de la computadora y toda familia con niños indudablemente conoce ahora mismo el servicio gratuito llamado protección web K-9. Si no, debería conocerlo.

Pero para quienes prefieran el pecado, la pornografía está por todas partes. Lo irónico en este caso es que a muchos en este negocio no les gusta que sea así. A pesar de todo el dinero que se genera, cada vez hay más pornografía disponible gratuitamente.

“El frágil estatus legal del sector ha hecho difícil usar las leyes de propiedad intelectual para impedir la competencia”, explican Michele Boldrin y David K. Levine en Against Intellectual Monopoly, “y por eso la tecnología ha cambiado, la pornografía se ha convertido en un sector granjero en con muchos productores compitiendo a pequeña escala”.

Y los grandes productores de porno, como Vivid Entertainment, no quieren que los consumidores de pornografía puedan quedar satisfechos sin pagar 29,95$ por uno de los DVD de Vivid (que se rueda en sólo dos días y tiene 20.000$ de presupuesto). “Consigues algo gratis y no quieres pagar por ello”, decía el jefe de Vivid, Steven Hirsch, en especial de la CNBC “Porno: negocio de placer”.

En las décadas de 1960 y 1970, cuando las revistas Penthouse y Playboy dominaban el sector, el ciudadano medio no quería ponerse una gabardina, dirigirse al lado más sórdido del pueblo y tratar de colarse en el cine para adultos sin ser advertido. Dadas esas barreras, el suministro de pornografía estaba restringido y quienes querían tenerla pagaban precios altos, lo que generaba enormes beneficios. Como explican Boldrin y Levine, la competencia era débil y las empresas dominantes en el sector prosperaban porque “la principal tecnología de reproducción y distribución de material pornográfico eran revistas brillantes y películas que circulaban a través de la cadena de los cines calificados X”.

Todo esto ha cambiado con internet. Como señalaba el especial de la CNBC: “el espectáculo porno viene hacia ti” y cualquiera que esté dispuesto a tener sexo ante una cámara puede ser una estrella del porno y cualquiera que pueda publicar un video en línea en puede ser un productor. Además, Hirsch, de Vivid, dice que su empresa está constantemente a la defensiva, ya que la gente copia su material y lo publica en sus sitios.

No es el estado, sino más bien la tecnología y una mala economía la que ha hecho que disminuyan los beneficios del porno (supuestamente un 30-50% menos). Pero sigue habiendo dinero a ganar, no solo los beneficios de monopolio que proporciona el derecho de propiedad intelectual.

Cada segundo se gastan 3.075$ en material adulto, según la CNBC. Cada segundo, 28.000 usuarios de Internet están viendo porno y cada 39 minutos se está produciendo un nuevo video adulto. No solo se está haciendo porno para DVD e Internet, sino también para tu iPhone o Blackberry. Nunca sales de casa sin ellos.

“Las grandes empresas que sirven como pasarela de contenido en los teléfonos celulares en EEUU como Verizon no permiten contenido adulto explícito”, informa Los Angeles Times. “Pero igual que las empresas de cable y satélite en la década de 1990, puede que cambien de opinión cuando vean el beneficio potencial”.

Boldrin y Levine creen que puede decirse que el crecimiento inicial de Internet se debió a la copia y distribución de material pornográfico: “Los pornógrafos en línea están normalmente entre los primeros en explotar nuevas tecnologías: del streaming de vídeo a las suscripciones por cuotas a los anuncios en pop-up y la facturación electrónica”, escriben estos profesores de economía.

Sus audaces experimentos han ayudado a hacer de la pornografía uno de los sectores más rentables en línea y sus ideas se han extendido a otras empresas legítimas y se han convertido en el origen de muchas imitaciones de éxito y altamente valiosas.

Según la CNBC, 2.840 millones de dólares en ingresos por pornografía provienen de las ventas de internet.

Y dado el nuevo número de aplicaciones disponibles para los clientes, los productos porno probablemente sean cada vez mejores, al contrario que el producto de sectores que están estrictamente protegidos por las leyes de propiedad intelectual.

Pero cuando los clientes reciben un producto mejor que está más disponible con un coste más bajo, los monopolios con grandes presupuestos que sean lentos para innovar tienen problemas y mueren. Penthouse se declaró en quiebra en 2003 y Playboy Enterprises perdió 156 millones de dólares del año pasado y ha tenido dificultades financieras durante muchos años. Y los cines de películas X se están quedando obsoletos.

Otra razón por la que el porno es barato comparado con las películas de Hollywood es que, en lugar de actores y actrices que ganan millones por película, los actores porno sólo ganan centenares por escena, con actrices a veces ganando miles por escena.

Boldrin y Levine escriben:

Las estrellas del sector de las películas porno están sencillamente mucho más cerca de ganar su “salario de oportunidad” (jerga económica para lo que ganarían, dadas sus habilidades y las condiciones prevalecientes del mercado, en su mejor ocupación alternativa) que las estrellas del sector cinematográfico legítimo.

E igual que los realities de televisión recortan el ingreso potencial de los actores comunes, el porno aficionado disminuye el potencial de ganar dinero a los actores y actrices de películas adultas.

Melissa Lee, de la CNBC, visitó la casa de la súperestrella de cine para adultos Jessie Jane en Oklahoma City. Ms. Jane parece llevar una vida familiar normal en una casa modesta con un marido y un hijo, haciendo la colada y yendo a partidos de béisbol. Aunque no daba cifras, Jane indicaba que ganaba la mayoría de su dinero bailando en directo en cabarets masculinos en todo el país en lugar de con las películas, mientras que Angelina Jolie gana millones haciendo solo una película y no tiene que trabajar ni de cerca tan duramente.

La estrella del porno Savannah Stern ganaba 150.000$ hace dos años, en lo más alto de auge, trabajando cuatro o cinco días a la semana. Pero Stern ahora tiene suerte si ha trabajado un día a la semana y ha cambiado su Mercedes-Benz CLK 350 por un Chevy Trailblazer que le dieron sus padres. Aunque Stern espera ganar algún dinero bailando en el circuito de clubs exóticos, planea ir a la universidad para graduarse en diseño de interiores, reporta el L.A. Times.

Así que a pesar del enfado constante y los ocasionales problemas legales, la falta de aplicación de los derechos de propiedad intelectual en el cine y el sector del entretenimiento pornográficos crea “un sector que es más innovador, crea nuevos productos y adopta nuevas tecnologías más rápidamente y para el que la reducción en el coste de distribución ha generado más producción a precios más bajos y un producto más diverso”, escriben los autores de Against Intellectual Monopoly.

Los proveedores de productos ineficientes y anticuados que no satisfagan a los consumidores quedarán fuera del negocio, para ser rápidamente remplazados por competidores más pequeños, ágiles e innovadores. Los consumidores son capaces de recibir un producto de mayor calidad que es más barato y se proporciona a través de más medios, haciéndolo así más cómodo de consumir.

Y para aquellos que no lo quieran en absoluto, igual daría que no existiera.

Esta es la forma en la que se supone que funciona al capitalismo.

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